Akelarre. Mario Mendoza

NOVELA:                                                     Akelarre

AÑO DE PUBLICACIÓN:                         2019

NACIONALIDAD DEL AUTOR:              colombiano 

De Mario Mendoza solo me he leído «Satanás» que por cierto fue una historia que marcó mi gusto por este autor.  Posteriormente me leí «Bitácora del Naufragio» pero contrario al libro anterior, éste no generó en mi el mismo interés y emoción que el primero.  Ahora, luego de terminar de leerme «Akelarre» Mi interés por el autor vuelve a ponerse en el primer plano y le reconozco que es una buena novela. Sin embargo, casi la mitad de los primeros capítulos me parecieron aburridos, hasta llegar casi que a la mitad del libro, hay un punto de giro extraordinario que hace que el ritmo de la novela aumente y la tensión se dispara.

Lo primero es advertir que no soy un experto ni mucho menos tengo estudios en literatura, simplemente soy uno como tantos de ustedes que intenta darle un sentido a la existencia, y por tanto, dedico algunos ratos a estos temas que me interesan; en consecuencia, lo que digo obedece únicamente a mis opiniones personales que quizás estén llenas de equivocaciones e imprecisiones.

Imagen tomada de Internet (Google imágenes)

 ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE «AKELARRE», NOVELA DE MARIO MENDOZA

Me puedo atrever a decir que la novela es una reivindicación femenina, una bonita manera de resaltar la encomiable labor de la mujer durante el desarrollo histórico de nuestras diferentes sociedades, y a su vez, una directa critica a la religión católica como una de las principales partícipes del exterminio femenino durante la inquisición.

En varias entrevistas que se le hacen al autor y que están subidas en la red, con referencia a su novela «Akelarre»  Mario Mendoza manifiesta que en la tradición grecorromana, era común que la mujer tuviese un papel importante dentro de la mitología, por ejemplo, la figura de la «sibila» «la pitonisa» o por ejemplo el oráculo de Delfos, que le daba una representación a la mujer.  Además, Mario Mendoza también rememora la figura de la yerbatera en la antigüedad, quien representaba algo así como el médico de la edad media, y repite el autor en la mayoría de entrevistas la utilización de plantas solanáceas, de la hechicería medieval, las plantas para llegar al éxtasis, a los desdoblamientos de los íncubos y súcubos,  de la vinculación de la religión con la medicina y de la posibilidad única de la concepción de la mujer y cómo todas estas, son borradas, anuladas por la inquisición.

También, el mismo autor en sus múltiples entrevistas sobre su «Akelarre»,  hace referencia a la novela de Stevenson «el extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde»  que también fue una novela que marco la vida de campo Elías, el asesino de la masacre del Pozzetto, divulgada de manera magistral a través de su novela – «Satanás» que narra este acontecimiento real de la historia colombiana.

Algo importante que también quisiera resaltar, es la reiteración de algunos temas y personajes que se repiten en varias de las obras de Mario Mendoza; por ejemplo, el personaje de Frank Molina, que es un detective bipolar, que fue periodista, marihuanero, y consumidor de medicamentos psiquiátricos; es un personaje calcado, sacado de otra de las novelas del mismo autor, «Lady Masacre» que si bien, no he leído, si lo he podido reconocer por las varias entrevistas que se le han hecho al autor.  El tema de los abortos, de los asesinatos por piedad, de la comercialización de órganos humanos, o de la construcción de refugios por el fin del mundo, son temas que también se repiten por ejemplo en «Bitácora del Naufragio«

Ya para finalizar este breve comentario frente a esta maravillosa novela, quisiera expresar  la duda que me ha generado esta historia, ya adentrándonos en su contenido, el personaje de Frank Molina, es misterioso e impredecible, por el hecho de ser un enfermo mental, dentro de mi interpretación esta la posibilidad de que haya sido él el asesino de las prostitutas y de su propia novia Miranda, y lo digo porque hay indicios del autor que hablan del inconsciente, de las personalidades múltiples, de Mister Hyde y Dr. Jekyll, también lo digo por una referencia que mencionó el autor  sobre el escritor William S. Burroughs, y cómo éste acaba con la vida de su esposa, lo que me hace intuir que de la misma manera Frank Molina pudo haber acabado con la vida de Miranda, su novia, en un estado de psicosis o de pérdida de conciencia.  Sin embargo, si me atengo a la literalidad de la novela, es claro que el asesino era el antiguo compañero de colegio de Frank que supuestamente se lanzo al rio y cuyo cuerpo nunca encontraron, además lo reafirma Leticia cuando tiene la visión de lo que sucedió.

El final de la novela me pareció excepcional, el encuentro sexual del padre Lázaro Bautista con Leticia, teniendo relaciones sexuales dentro de la iglesia, justo delante del altar, es una simbología desafiante para la iglesia católica, el desenfreno  lascivo de Lázaro y Leticia es un cambio radical en la personalidad de ambos personajes.  El final de Leticia es desalentador al igual que el de Frank Molina y del padre Lázaro:  Leticia Almanza termina convertida en un zombi que solo podía comer, dormir y hacer sus necesidades con dificultad.  Según el Dr. Dávila era una paciente con brotes psicóticos con delirio de persecución de índole paranoico. Termina internada en un hospital psiquiátrico a las afueras de la ciudad.  Frank Molina, internado en el mismo hospital psiquiátrico miraba al vacío sin saber donde estaba, y el sacerdote, Lázaro se escuchó vociferar como si fuese una bestia enjaulada. Es algo cómico a la vez imaginarse al cura Lázaro con su maletín y su biblia bajo el brazo, bebiendo vino de consagrar e insinuándosele grotescamente a las mujeres, y finalmente es excitante esa narración detallada, pormenorizada del acto sexual:

Y empezamos ahí mismo a besarnos, a tocarnos. En algún momento ella se bajó los pantalones y me mostró su sexo húmedo listo para la penetración. Me dijo al oído: —Métame toda esa cosota, padre, por favor.
La agarré de la mano y la llevé hasta la iglesia así, con la blusa abierta y los jeans en la mitad de la pierna. La terminé de desvestir, la puse sobre el altar, me bajé los pantalones y elevé mis ojos hacia ese Cristo doliente y sangrante que nos miraba impávido. Ella me susurró al oído: —Toda, padre, por favor, hasta el fondo. Y la penetré mientras ella estallaba en un orgasmo inmediato y me dejaba el miembro empapado en ese líquido blanco y viscoso que yo sentí como puro alimento espiritual. Me di cuenta de que era virgen porque un ligero hilo de sangre le bajó por el muslo de la pierna izquierda. Arremetí con furia y se la hundía y se la sacaba mientras le besaba los senos y le dejaba los pezones babeados y rojos. (Capitulo XX. No. 2)

YA DIJE LO QUE QUERÍA DECIR, YA LO DE AQUÍ ABAJO ES CHACHARA.

TIPO DE NARRADOR: Con respecto al tipo de narrador, en principio, se identifica que se trata de un narrador en segunda persona, ya que se le está hablando a alguien, (a Frank Molina) y por tanto, se identifica que hay un Tu: “Te han llamado porque no saben cómo enfrentar el horror:..” (Capitulo 1).  Se trata de un NARRADOR TESTIGO, ya que como su nombre lo dice, parece que hubiese estado presente en todos los momentos de los personajes, ya que conoce en detalle los pormenores de Leticia Almanza, de Frank Molina y de todos los personajes, es un testigo de ello.  El narrador es el padre Lázaro quien es uno de los personajes principales de la novela.

Sin embargo y escuchando al propio autor en el lanzamiento de éste libro, afirma que esta escrito en segunda persona del singular, y afirma que es una novela polifónica, con muchas voces. (Minuto 29:20 https://www.youtube.com/watch?v=DyVgdZYQuh0)

TEMA O CENTRO

Para mí, el tema central de esta novela es una crítica directa a la religión católica, en cuanto el protagonista (el padre Lázaro) constantemente se esta cuestionando  sobre si esta del lado correcto o no, en el entendido que ha dedicado gran parte de su vida al sacerdocio, pero a la vez, la religión católica es una religión falocéntrica,  de hombres para hombres, y que le negó a la mujer la posibilidad de tener la misma jerarquía dentro de la iglesia católica, y la invisibilizó a partir de la edad media, con toda la casería de brujas que impartía la inquisición.  Desacuerdos graves con las autoridades eclesiásticas: le parecía que se conformaban con predicar y asistir a los feligreses que ya existían, a lo que no tenían mayores problemas, a los que no sufrían graves crisis de conciencia.  Descuidaban a la población carcelaria, a los drogadictos, a las prostitutas, a los travestis, a los alcohólicos. Se interroga sobre el lado de los buenos y de los malos “cuando pensamos que pertenecemos al bando de los buenos, ya estamos cometiendo un error”.  (capitulo VII. N. 1).

La pregunta fundamental sobre la humanidad, el origen, el interrogante entre la materia y el espíritu.  «Cómo hizo la materia para salir de su inercia».  Esoterismo, espiritismo, cábala, energía vril,

Entre otros temas se puede destacar por ejemplo «el  despertar a la gente, que los hiciera darse cuenta que estaban atrapados en una realidad sosa y sin sentido. (ahorrar, engordar, envejecer y morir). Una vida hueca, vacía, carente de sentido.  “…la mayoría de las profesiones están diseñadas para que uno sea esclavizado, para recibir un sueldo a final de mes a cambio de entregarles a los dueños del dinero, nuestras vidas”…

ESTRUCTURA DE LA NOVELA:

Considero que tiene una estructura lineal o aristotélica ya que se puede dividir en tres grandes momentos (el inicio, el nudo y el desenlace).  Al principio, la novela se me hizo muy pesada para leerla, lenta y sin emoción; puedo decir que la mitad del libro fue un tanto soso, pero que a partir del capitulo IX – LA PRESENCIA, justo a partir de ese capítulo, la novela toma otro ritmo, otra intensidad que hace que uno como lector quiera terminarlo lo más rápido posible para saber que fue lo que pasó.

EL PUNTO DE GIRO: como ya lo mencione anteriormente, en el capitulo IX – La Presencia. Cuando se conoce que el médico y sacerdote Lázaro, fue el maestro de Frank Molina en el colegio, y que además, lograron entablar una gran amistad, a partir de ese momento, hay un punto de giro ya que se conoce que a raíz de una pelea con otro compañero de clase, quien posteriormente se lanzó a un rio y no se pudo hacer un entierro siquiera porque no encontraron el cuerpo.

EL CLIMAX: en el capitulo XVII numeral 2. Justo cuando:

se presentó en la iglesia un individuo vestido de negro y le dijo a Martina que necesitaba confesarse conmigo. Le dije a mi ama de llaves que no me encontraba bien y que por favor le indicara al hombre que volviera otro día. Se negó y dijo que era un caso de vida o muerte, que prefería esperarme hasta la hora que fuera con tal de poder recibir este sacramento de parte mía. Salí entonces a la iglesia a encontrarme con él y ya estaba de rodillas en el confesionario. Me acerqué, entré por la puertecita de madera y me puse de rodillas ante Nuestro Señor. Dije en voz alta y con la voz sentida:

……Solo se oía la respiración del hombre del otro lado de la rejilla del confesionario.
Luego tomó aire y dijo con una voz gruesa que indicaba muchas horas de
cigarrillo, de alcohol y de noches en vela:

 PERSONAJES DE LA NOVELA

Protagonistas principales

Leticia Almanza: Nació el 13 de febrero de 1990 bajo el signo de Acuario, era de color oscuro, de cabellera encrespada y desordenada.  Creció en medio de la necesidad.  Pensaba que la mayoría de profesiones están diseñadas para esclavizar a la gente. Estudió Bellas Artes en la universidad Nacional.

Lázaro: Es quien narra la historia en primera persona. Siempre dejaba limonada en la mesita de noche. Al principio lo de él era la medicina, se preguntaba ¿Cómo hizo la materia para salir de su inercia y de pronto, con una energía renovada, empezar a constituir el primer organismo vivo? Sufrió una grave crisis debido a la muerte inesperada de uno de sus amigos, Mateo. Renunció al hospital y quedo algunos meses a la deriva. Según el sacerdote hay fuerzas sobrenaturales que lo rondan, lo hacen sentir culpable. Vive solo. A partir de ese momento empezó a percibir que fuerzas invisibles atacaban o protegían las vidas de los hombres. Nunca ha hablado de las fuerzas sobrenaturales que lo asechan, pero juró que en estas páginas diría la verdad y nada más que la verdad.  Sentía un vacío existencial.   Sabía que el Hombre, con mayúscula, era más que eso. Más allá de los tejidos, de los músculos y los huesos, hay una fuerza secreta que nos hace humanos. La materia la compartimos con los animales. ¿Qué nos otorga nuestra tan preciada humanidad? Algo que no encaja en los átomos, las moléculas y las células, algo que trasciende la mera mezcla de elementos. ¿Y por qué no apuntar hacia allá, por qué no buscar en esa dirección?, me repetía una y otra vez. (Capitulo I. No. 2).  Tuvo una crisis espiritual y decidió hacer un viaje para alejarse de si mismo.

Me fui para el Medio Oriente y recorrí los sitios donde había estado Jesús. Recorrí la Jerusalén antigua pensando una y otra vez en su vida, en sus palabras, en sus obras. Estuve en los desiertos de la antigua Judea reflexionando sobre su misión, sobre ese extraño mensaje que aún no terminamos de entender: Dios está en el otro, incluso si el otro es tu enemigo. Por eso hay que ofrecer la otra mejilla, porque el otro es sagrado y no se le puede herir. Porque si hieres al otro estás hiriendo a Dios. En la iglesia del Santo Sepulcro caí de rodillas y pedí perdón por todos mis pecados, por todas las agresiones que había cometido, por toda la gente que había engañado y timado, por todas las mujeres a las que había hecho sufrir de una manera inhumana. Y no dejaba de preguntarme: ¿Cómo había sido yo capaz de causar tanto dolor?(Capitulo VI. No. 3)

Así que me fui para la India y me inscribí en un ashram en las afueras de Calcuta. Estuve durante seis meses meditando y leyendo textos budistas y cristianos primitivos. Necesitaba ahondar, ir más allá de las apariencias. En realidad, las claves de la materia ya no me interesaban tanto. No quería jugar a ser Dios. Me interesaba profundamente el espíritu, cómo resolver este extraño dolor de existir, de ser un hombre (ibid.)

Le ofrecieron un pergamino encontrado en los rollos del mar muerto: textos no canónicos que la iglesia no quiere reconocer.   “El libro de los demonios”, escrito en arameo: hace alusión a los 40 días que el hijo de dios permaneció en el desierto combatiendo contra los espíritus del mal.  Finalmente se volvió un sacerdote franciscano.  Cumplió con toda su formación como sacerdote y

Frank Molina: el investigador privado, alcohólico, fumador de mariguana, loquillo desquiciado que suele pasar varias semanas al año en una clínica psiquiátrica.  No disfruta de las mismas alegrías que los demás, no se casará, no tendrá hijos, no ahorrará para casa ni carro, no le llaman la atención los lujos de los hoteles, lo de él son las batallas del alma.

Protagonistas secundarios y terciarios:

Almagro: jefe de policía.

Maritza Aguirre: prostituta, 32 años, separada, con dos hijos pequeños. La mataron entre las once de la noche y la una de la mañana. (primera víctima).

Anyelina Yoly: Es la tercera víctima, era un transexual que hacia un show de striptease en un antro de mala muerde del sector.

Mateo Sánchez: uno de los mejores amigos del narrador de la novela. Compartieron los dos últimos años de universidad y luego las prácticas en el hospital. Le hace una llamada a las 3 de la mañana. Se suicidó con una sobredosis de morfina.

Marcel Oquendo: compañero de Lázaro, quien narra la historia en primera persona. Era médico.  Tenían una obsesión por vencer la muerte.  Cada dos días se extraían sangre y la guardaban en el refrigerador. Fueron delatados por los hermanos Cardona, usted y un compinche que aún no saben el nombre son sus principales clientes. Se suicido en su celda. “Dobló una sábana en varios pliegues hasta que hizo una cuerda firme y se ahorco de una de las vigas del techo.

Ignacio Casas (Nacho): médico, ya egresado que trabajaba en el hospital de la universidad.  Le pidió el favor a Lázaro que ayudara a su padre que estaba a punto de morir a entrar en trance para saber que hay allá, que ve y que es lo que no espera a todos. Lo que necesitaba era que lo mantuviera sus signos vitales en orden mientras dura la sesión.

Marcela: la jefa de enfermeras del hospital donde trabajaba Lázaro y Mateo.

Simón Carranza: Alumno de los cursos superiores quien invitó a Leticia a hacer parte de un colectivo que se llamó caos y consistió en hacerle entender a la gente que la vida era muy breve, que eran finitos y no etenos.

Karla López: Psicóloga del departamento de policia y según Molina, la amante de Almagro.

Lorenzo: el vecino de Marcel Oquendo, del primer piso, que está enfermo de cáncer y quien se ofreció para donar el cuerpo apenas falleciera.

Miranda: Es la novia de Frank Molina, a quien le escribe mientras ella esta en un curso de shiatsu en las afueras de la ciudad.

Madame La luz: astrologa y clarividente. Las autoridades la acusaron de ayudar a unos narcos a escapar. Soltera, 35 años, sin hijos, vivía en Castilla, pero su consultorio estaba en Chapinero. Había estudiado dos años de derecho, pero se retiró para dedicarse a sus poderes como astrologa.

Mamá Larisa: Es una mujer anciana con unos ojos grises que le recuerdan a Frank la mirada de un lobo siberiano.  Es de mediana estatura, corpulenta y se nota que está acostumbrada a la soledad, a ser autosuficiente y libre. reclutaba mujeres para  iniciarlas en un culto nuevo: “Las hijas de la noche”.  Es un lugar donde van las prostitutas a abortar cuando cometen algún error. Además, ella también cura otras enfermedades.  Las clínicas valen mucho dinero.  Mamá Larisa vive al sur de la ciudad, en una casa retirada rodeada de plantas. Es un caserón colonial al que se nota que le faltan unas cuantas reparaciones para recuperar su antigua dignidad.  La

Alfredo Torres: profesor de matemáticas que perdió a su hijo; había aparecido muerto en su habitación. Buscó los servicios de Frank Molina

Chepe: amigo y colega en el periódico.  Es un Hacker consumado

Mariana Martínez: desapareció un día cualquiera a la salida del colegio. Se tomaba fotos desnudas en secreto, tenía una web cam.

Cristina: Una niña de apenas dos años y medio con quien Leticia entabló amistad.  La mamá de Cristina era una artesana joven que solía vender chucherías en los alrededores de la plaza de Bolívar.  La envió a una sesión de espiritismo que se llevaría a cabo al otro lado de la ciudad.

Kalimán: amigo de Frank Molina, había puesto su consultorio astrológico en ese garaje destartalado que le había arrendado al final de su casa.  Kalimán, el hombre increíble, el amigo que siempre está ahí para uno, en las buenas y en las malas.  Extrañas todo de él: su humor callejero, su vestimenta desaliñada, su sonrisa de niño insolente y travieso. No puede evitar recordar los meses en el hospital, es cáncer agresivo que lo fue corroyendo desde adentro, como si estuviera alimentándose de su esencia más íntima.  Miranda y Frank estuvieron con él hasta el final, lo cuidaron, lo acompañaron a la agonía, hasta que un día, a la madrugada, una insuficiencia cardiaca lo condujo a la muerte.

La doctora Mariana Machado: psicóloga experta en hipnosis regresiva, podía conducir a sus pacientes a recordar vidas pasadas

El doctor Dávila: psiquiatra experto en hipnosis, regresiones y lo que ahora llaman «vidas pasadas». Fue profesor universitario durante un tiempo y se dedicó a la academia. Fue finalmente el médico que indujo a Leticia a una fuerte medicación y ordeno su hospitalización en un centro psiquiátrico, la traicionó engañándola haciéndole creer que era una persona honesta.