Novela Corta: «El curioso Incidente del perro a media noche»
Década de publicación: 2000.
Autor: Mark Haddon.
Nacionalidad: Inglaterra, Reino Unido.
ANÁLISIS DEL ENIGMA, SECRETO Y MISTERIO EN “EL CURIOSO INCIDENTE DE UN PERRO A MEDIA NOCHE”
Como es evidente, la historia gira en torno a descubrir el enigma sobre la persona que asesino a Wellington, pero en el desarrollo de la novela, y en la búsqueda del asesino, se van a revelar unos secretos inesperados, que en vez de generar tensión, generan una gran sorpresa, ya que nadie se esperaba que el asesino del perro fuese el padre de Cristopher, y mucho menos nos imaginábamos que la madre de Cristopher estuviese viva y que hubiese abandonado el hogar por irse al lado del señor Shears. |
En esta novela, se entretejen muchos secretos que guardan los personajes pero que se revelan de una forma inesperada y sorprendente; por tanto, se clasificaran los secretos que fueron develados al transcurrir de la novela:
El padre de Cristopher: le mantuvo en secreto que su madre estaba viva, y le mintió sobre su muerte, además que se configura como el poseedor del secreto sobre el asesinato del perro Wellington.
La señora Alexander: fue la encargada de revelarle el secreto sobre las relaciones extra matrimoniales que tenía su madre con el señor Shears.
—Mira, Christopher, probablemente no debería decirte esto —entonces dijo—: Quizá podríamos dar un paseo juntos por el parque. Éste no es lugar para hablar de estas cosas. (Haddon)
La estructura de esta novela inicia con la auto – descripción del protagonista (Christopher) y de la muerte del perro, que a mi modo de ver, se configura en el antecedente:
El perro estaba tumbado en la hierba, en medio del jardín de la casa de la señora Shears. Tenía los ojos cerrados. Parecía estar corriendo echado, como corren los perros cuando, en sueños, creen que persiguen un gato. Pero el perro no estaba corriendo o dormido. El perro estaba muerto. De su cuerpo sobresalía un horcón. Las púas del horcón debían de haber atravesado al perro y haberse clavado en el suelo, porque no se había caído (Haddon).
Sin la descripción del asesinato del perro, y sin las características peculiares del protagonista, sería muy complicado entender la trama de ésta, adicional a ello, es importante darnos cuenta que el protagonista se propone escribir un libro; ya que durante el antecedente, y el primer punto de giro, toda la novela se desarrolla en torno a descubrir el enigma de quien mato a Wellington;
Me llamo Christopher John Francis Boone. Me sé todos los países del mundo y sus capitales y todos los números primos hasta el 7.507. (Haddon)
El asesinato del perro es el incidente inicial que describe el antecedente; mientras el padre de Christopher y éste se dirigían a la casa en el automóvil, luego de haberlo sacado de la comisaria de policía, ocurre el primer punto de giro; justo cuando Christopher manifiesta que va a investigar ¿quién mato al perro? (Lo hace plantearse un objetivo)
Reflexioné un momento y dije: —Voy a descubrir quién mató a Wellington. Y Padre dijo: — ¿Has oído lo que te he dicho, Christopher? —Sí —dije—, he oído lo que me has dicho, pero cuando asesinan a alguien hay que descubrir quién lo hizo para que puedan castigarlo. Y él dijo: —No es más que un maldito perro, Christopher; un maldito perro.
—Yo creo que los perros también son importantes —dije.
Él dijo: —Déjalo ya. Y yo dije: —Me pregunto si la policía descubrirá quién lo hizo y lo castigará. Entonces Padre golpeó el volante con un puño y el coche zigzagueó un poquito sobre la raya discontinua del centro de la carretera, y Padre gritó: —He dicho que lo dejes ya, por el amor de Dios. Entendí que estaba enfadado porque gritaba. Yo no quería hacerle enfadar, así que no dije nada más hasta que llegamos a casa. (Haddon)
El segundo punto de giro sucede justo cuando Christopher está en la habitación de su padre, estupefacto leyendo las cartas que su madre durante tanto tiempo le había enviado, cuando de repente, su padre aparece y lo sorprende leyendo las cartas:
—Mira, a lo mejor no debería decirte esto, pero… quiero que sepas que puedes confiar en mí. Y… vale, a lo mejor no digo siempre la verdad. Dios sabe que lo intento, Christopher, Dios sabe que lo hago, pero… La vida es difícil, ya lo sabes. Joder, es durísimo decir la verdad todo el tiempo. A veces es imposible. Y quiero que sepas que lo estoy intentando, que de verdad lo estoy haciendo. Y quizás éste no sea un buen momento para decirte esto, y sé que no va a gustarte, pero… Tienes que saber que a aquí para ver si estábamos bien, si necesitábamos algo… Yo pensaba… Bueno… Mierda, Christopher, intento que no suene complicado… Pensaba que seguiría viniendo. Pensaba… y quizá fui un estúpido… pensaba que a lo mejor… al final… querría mudarse aquí. O que a lo mejor nos mudábamos nosotros a su casa. Nosotros… nos llevábamos bien, realmente bien. Pensé que éramos amigos. Y supongo que me equivoqué. Supongo que… al final… no era más que… Mierda… Discutimos, Christopher… y ella dijo algunas cosas que no voy a decirte a ti porque no son agradables, pero me dolieron, y… Yo creo que le preocupaba más ese maldito perro que yo, que nosotros. Y quizás eso no sea tan estúpido, al mirar atrás. Quizá damos demasiado trabajo, maldita sea. Y quizá sea más fácil vivir sola cuidando de un estúpido chucho que compartir tu vida con otros seres humanos propiamente dichos. Lo que quiero decir es que, amigo, no somos lo que se dice de bajo mantenimiento, ¿no te parece…? Sea como fuere, esa vez nos peleamos. Bueno, para serte franco nos peleamos bastantes veces. Pero después de una trifulca particularmente desagradable, ella me echó de la casa. Y ya sabes cómo estaba ese maldito perro después de la operación. Estaba esquizofrénico, maldita sea. Un instante estaba más suave que la seda, se tumbaba panza arriba para que le hicieras cosquillas en la barriga, y al siguiente te clavaba los dientes en la pierna. Sea como fuere, estamos chillándonos el uno al otro y él está en el jardín, orinando. Así que, cuando ella me da con la puerta en las narices, el muy cabrón me está esperando. Y… sí, lo sé, lo sé. Quizá si simplemente le hubiese dado una patada es probable que hubiese retrocedido. Pero, mierda, Christopher, cuando la rabia se apodera de uno… Jesús, tú ya sabes lo que es eso. Lo que quiero decir es que no somos tan distintos, tú y yo. Y lo único en que conseguía pensar era que a ella le preocupaba más ese maldito perro que tú o que yo. Y fue como si todo lo que había estado reprimiendo durante dos años simplemente… Entonces Padre se calló un ratito. Y entonces dijo:
—Lo siento, Christopher. Te lo prometo, nunca pretendí que las cosas acabaran así. Y entonces supe que no era un chiste y me sentí realmente asustado. Padre dijo: — Todos cometemos errores, Christopher. Tú, yo, tu mamá, todo el mundo. Y a veces son errores verdaderamente grandes. Sólo somos humanos. (Haddon, pág. 124)
En este momento de la novela, el personaje y la trama toman un rumbo inesperado, Christopher está decepcionado, ya no le importa que lo toquen, ya no se reúsa, Christopher es otra persona a partir de ese momento, a partir de ese segundo punto de giro
Entonces me incorporó y me hizo sentarme en un lado de la cama. Me quitó el jersey y la camisa y los dejó sobre la cama. Entonces me hizo levantarme y caminar hasta el baño. Yo no grité. Y no luché. Y no le pegué. (Haddon, pág. 118)
Y al estar cumplido uno de sus objetivos, justo aparece otro,
Y entonces tuve que decidir qué hacer porque ya no podía vivir en la casa con Padre porque era peligroso. (Haddon, pág. 130)
Aquí se materializa su segundo objetivo, o el sub-objetivo, ya que al haberse enterado de que su padre fue quien mato al perro, abandonar la casa es una justificación a su objetivo principal.
Y entonces pensé que podía irme a vivir con Madre, porque ella era mi familia y yo sabía dónde vivía porque me acordaba de la dirección de las cartas que era 451c Chapter Road, Londres NW2 5NG. Sólo que ella vivía en Londres y yo nunca había estado en Londres (Haddon, pág. 131)
El Clímax sucede justo cuando Christopher timbra en la casa de su madre:
Y entonces, a las 23.32, oí voces de gente caminando por la calle. Y una voz dijo: —No me importa si lo has encontrado divertido o no. —Y era una voz de señora. Y otra voz dijo: —Mira, Judy. Lo siento, ¿vale? —Y era una voz de hombre. Y la otra voz, que era la voz de señora, dijo: —Bueno, quizá deberías habértelo pensado mejor antes de hacerme quedar como una completa imbécil. Y la voz de señora era la voz de Madre. Y Madre entró en el jardín y el señor Shears estaba con ella, y la otra voz era la suya. Así que me levanté y dije: —No estabas, así que te he esperado. Y Madre dijo: —¿Christopher? Y el señor Shears dijo: —¿Qué? Y Madre me rodeó con sus brazos y dijo: —Christopher, Christopher, Christopher. Y yo la aparté de un empujón porque me estaba agarrando y no me gusta que hagan eso, y la empujé muy fuerte y se cayó. Y el señor Shears dijo: —¿Qué coño pasa aquí? Y Madre dijo: —Lo siento, Christopher. Se me había olvidado. Y yo estaba en el suelo y Madre levantó la mano derecha y abrió los dedos en abanico para que yo pudiese tocarle los dedos, pero entonces vi que Toby se me había escapado del bolsillo así que tenía que atraparlo. Y el señor Shears dijo: —Supongo que esto significa que Ed está aquí. (Haddon, pág. 184)
El acto final de la novela, es completamente cerrado; en él, se da solución a todos los conflictos y obstáculos que se cruzó Christopher durante su trasegar; la relación con su padre se reestablece, saca una nota sobresaliente en matemáticas, que era otro de sus objetivos, la madre finalmente aprende a convivir con él.
Y sé que puedo hacer eso porque fui a Londres yo solo, y porque resolví el misterio de ¿Quién Mató a Wellington? y encontré a mi madre y fui valiente y escribí un libro y eso significa que puedo hacer cualquier cosa. (Haddon, pág. 205)
CONFLICTO Y OBJETIVO
CONFLICTO: El conflicto de Christopher es interno, puesto que se le dificulta relacionarse con la sociedad, no distingue la comunicación gestual, lo que lo lleva a tener dificultades a la hora comunicarse. Adicional a esto, es un conflicto dinámico, ya que como se verá más adelante, Christopher enfrenta sus temores y hace hasta lo más difícil para lograr su objetivo:
Y cuando vi la furgoneta tuve ganas de vomitar. Pero esa vez supe que iba a vomitar, así que no me vomité encima, y sólo vomité en un muro y en la acera, y no había mucho vómito porque no había comido mucho. Y cuando ya había vomitado quise acurrucarme en el suelo y gemir un poco. Pero sabía que si me acurrucaba en el suelo y gemía, Padre saldría del colegio y me vería y me atraparía y me llevaría a casa. Así que inspiré profundamente muchas veces, como Siobhan dice que tengo que hacer si alguien me pega en el colegio, y conté cincuenta respiraciones y me concentré muchísimo en los números y los elevé al cubo a medida que los decía. Y eso hizo que el dolor fuese más suave. (Haddon, pág. 137)
En la anterior cita, se evidencia como el protagonista empieza a afrontar sus conflictos internos a tal punto que logra llegar solo a Londres, e interactuar conversaciones y preguntas con personas extrañas, cosa que al principio de la novela no hacía y evitaba; de esta forma, se muestra la transformación que sufre el personaje.
En cuanto al objetivo, al comienzo, era descubrir quien asesino al perro, pero al final, este se convierte en un sub-objetivo como lo es llegar a Londres y encontrarse con su madre por el temor que tiene de vivir con su padre; considero que es un sub – objetivo, ya que es la justificación de haber encontrado el asesino del perro.
Haddon, M. (s.f.). El curioso incidente de un perro a media noche. Obtenido de http://web2.aspergercolima.org.mx/media/547e456893126.pdf