TÍTULO: La penúltima versión de la realidad
AUTOR: Jorge Luis Borges
AÑO DE PUBLICACIÓN: Agosto de 1928
NACIONALIAD DEL AUTOR: Nació en Buenos Aires (Argentina), el 24 de agosto de 1899.
TOMADO DE: Jorge Luis Borges, Obras completas, tomo I (1923-1944) Edición Crítica. Anotada por Rolando Costa Picazo e Irma Zangara. Editorial, Emecé, 2009.
Pocas veces he encontrado un punto de vista sobre la humanidad tan original como el que se encuentra en este escrito de Borges; en él, no solo se da una visión de lo humano, también se incentiva a reflexionar sobre el fin mismo de la vida, y se critica de alguna forma la obsesión humana por acaparar espacio, en vez de tiempo, o dicho en términos aritméticos: acaparando latitud, en vez de profundidad; es decir, animalidad, sobre humanidad. |
El presente escrito, surgido luego de conocer la publicación de su amigo Francisco Luis Bernárdez, (Distinguido poeta argentino), y que Borges define como “una apasionada noticia sobre las especulaciones ontológicas”, inspiradas en el libro The Manhood of Humanity (La edad viril de la humanidad) del conde Korzybski (Científico y hombre de letras polaco, naturalizado estadounidense) se tienen las siguientes nociones.
“Tres dimensiones tiene la vida, según Korzybski. Largo, ancho y profundidad. La primera dimensión corresponde a la vida vegetal. La segunda dimensión pertenece a la vida animal. La tercera dimensión equivale a la vida humana. La vida de los vegetales es una vida en longitud. La vida de los animales es una vida en latitud. La vida de los hombres es una vida en profundad” (Borges, 2009 p.377). Así, Borges nos aclara: “Lo orgánico: Planta-bestia-hombre. El espacio: Largo-anchura-profundidad. “la vitalidad vegetal se define en su hambre de sol. La vitalidad animal, en su apetito de espacio. Aquélla es estática. Ésta es dinámica. El estilo vital de las plantas, criaturas directas, es una pura quietud. El estilo vital de los animales, criaturas indirectas, es un libre movimiento”.
“la diferencia sustantiva entre la vida vegetal y la vida animal reside en una noción. La noción de espacio. Mientras las plantas la ignoran, los animales la poseen. Las unas, afirma Korzybski, viven acopiando energía, y los otros, amontonando espacio. Sobre ambas existencias, estática y errática, la existencia humana divulga su originalidad superior. ¿En qué consiste esta suprema originalidad del hombre? En que, vecino al vegetal que acopia energía y al animal que amontona espacio, el hombre acapara tiempo” (p.377)
Y al principio digo que se incentiva a reflexionar sobre el fin mismo de la vida, y se critica de alguna forma la obsesión humana por acaparar espacio, en vez de tiempo, ya que el texto prosigue. “El materialismo dijo al hombre: Hazte rico de espacio. Y el hombre olvidó su propia tarea. Su noble tarea de acumulador de tiempo. Quiero decir que el hombre se dio a la conquista de las cosas visibles. A la conquista de personas y de territorios. Así nació la falacia del progresismo. Y como una consecuencia brutal, nació la sombra del progresismo. Nació el imperialismo.
Por tanto, y luego de toda reflexión filosófica y ontológica, referente al tiempo y al espacio; podría sintetizar que el propósito de este texto es incentivar la tercera dimensión, es decir, la dimensión de profundidad, más aún cuando en tiempos modernos está en declive el pensamiento crítico y casi que derrotado el pensamiento ilustrado (véase, Fernando Cruz Kronfly).
Por lo anterior, se rescata el tema ontológico– metafísico, frecuente en Borges, al igual que el tiempo y el espacio, del cual se estarán haciendo algunos comentarios en publicaciones posteriores.