Nada, de Janne Teller

Título: “Nada”

Autor: Janne Teller

Año de publicación: 2000

Nacionalidad de la autora: Dinamarca, de ascendencia austro-germana.

Este escrito, por no encasillarlo como cuento, ni como novela corta, hace parte del tema existencial, quizás por el estilo de “El extranjero” de Albert Camus, y con aspectos o concepciones como que el hombre es un “ser arrojado al mundo” o aspectos parecidos al “ser y la nada”; es decir, en este escrito de Janne Teller, se hace un recorrido por este angustiante sin sentido de la vida.

El escrito comienza con la siguiente frase: “Nada importa.  Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo.” Desde ese desalentador párrafo, que marca el inicio de una serie de acontecimientos que un grupo de niños realiza, con el único animo de demostrarle a Pierre Anthon, que está equivocado, que la vida si tiene sentido, que debe bajar de ese árbol de ciruelo, ya que desde allí, desde el árbol de ciruelo, pasaba las horas arrebatándoles el coraje y ellos, harán hasta lo imposible por hacerlo cambiar de opinión.

Por eso, pienso que Pierre Anthon representa a Heidegger, a Sartre, a Albert Camus, al Leon de Greiff que a través del relato de Sergio Estepanky lo juega todo:

          “Juego mi vida, cambio mi vida,

           de todos modos

           la llevo perdida…

           y la juego o la cambio por el más infantil espejismo,

          la dono en usufructo, o la regalo” (Relato de Sergio Estepanky)

Pues bien, la sensación que genera leer a los anteriores autores, y leer este escrito de Janne Teller, genera lo mismo, una sensación de vacío, de vacío existencial:

“Pierre Anthon se rio y chilló tan fuerte que se le pudo oír desde la escuela. —Si valiera la pena enfadarse por algo, también existiría algo por lo que alegrarse. Si mereciera la pena alegrarse por algo, existiría algo que importara. ¡Y no es así! Todavía levantó la voz un tono más y aulló: —Dentro de pocos años, todos muertos y olvidados; os convertiréis en nada, así que también vosotros deberíais ya empezar a practicar”

La historia comienza en la segunda mitad de agosto, en tiempo presente, y es narrada en primera persona por un sujeto femenino.

A continuación se narran quizás los hechos más importantes de una forma muy resumida:

Pierre Anthon dejó la escuela el día que descubrió que no merecía la pena hacer nada puesto que nada tenía sentido. Es el personaje principal y sobre el cual gira toda la trama.

Eskildsen es el maestro, quien les dio la bienvenida con la misma ocurrencia de cada año.

Sofie, es quien decide que deben demostrarle a Pierre Anthon que existen cosas que importan; aquí se podría determinar un antecedente, ya que con base a esa propuesta de Sofie, es que se va a desarrollar el tema. Luego de que Sofie propone esto (que le deben demostrar a Pierre Anthon que existen cosas importantes) cada uno de los integrantes del grupo, 20 impasibles alumnos de séptimo, deciden entregar algo que tenga mucho valor en sus vidas, algo que tenga un valor y un significado muy elevado para cada uno de ellos, y así, comienza el desarrollo de la trama, cada uno comienza a entregar algo que tiene un significado, pero luego, las exigencias se vuelven mucho más dramáticas, peligrosas y se comienza a perder la sensibilidad humana, por eso, algunos no dudan en comparar este escrito con “El señor de las moscas” por lo crudas de sus escenas.

Elise, recordó que una vez lloró; tenía seis años, y un perro Schafer mordió la cabeza de su muñeca.

El Piadoso Kai trajo un viejo salterio al que le faltaban las tapas y no pocos salmos.

Rikke Ursula, entregó un peine nacarado al que sólo le faltaban dos púas, pero luego le pidieron el pelo con sus trenzas azules; seis trenzas.

Jan-Johan, contribuyo con un casete de los Beatles que había perdido el sonido.

Dennis, fue el primero.  Llego con una pila de libros de la serie Dungeons y Dragons leídos y releídos.

Sebastían, estaba prendido de su caña de pescar.

Richard, adoraba su  balón negro de fútbol.

Laura, siempre iba con sus pendientes de cacatúas africanas.  “No, a estas no les tengo especial apego – dije.  Le señalaron sus sandalias.

Gerda, un diminuto Hamster – oscarito.

Maiken, Gerda le pidió que entregar su telescopio, “no era muy ingeniosa”.

Frederic, la Dannebrod, la bandera.

Lady Guillermo, le pidieron el diario.

Ana-Li, le pidieron que entregara su certificado de adopción.

La pequeña Ingrid, debía entregar sus muletas.

Henrik, debía entregar la serpiente sumergida en formol.

Ole, le pidió el cuerpo del hermanito de Elise

Hussain, la alfombra de rezos, era musulmán, le dieron una paliza.

Hans, la bicicleta.

Sofie, la inocencia.

Al piadoso Kai, le piden que robe de la iglesia el Jesús crucificado; en esta parte, al parecer hay un punto de giro, con la crucifixión de Jesús: en una parte del texto, se dice que  cenicienta, una pera, (se mea en Jesús crucificado a la altura de la barriga, hay una especie de ironía frente al símbolo cristiano, hay malicia en ese comentario.  Luego, el Piadoso Kai, le pide la cabeza de cenicienta, la perra, en esta parte, ya los actos de estos niños dejan de ser inocentes y van pasando a unas exigencias muy peligrosas. Pidió que le cortaran el cuello a cenicienta.

La guapa Rosa, pidió el dedo índice de la mano derecha de Jan-Johan.

Con todo lo anterior, la autora Janne Teller, refuerza el tema del existencialismo por medio de todos estos acontecimientos, y le anota una especial atención al “SIGNIFICADO”.  Recuérdese que todos estos objetos, han sido arrumados en una “serrería en desuso”; una especie de bodega desocupada, que es usada por los 20 alumnos para ir acumulando lo que tiene significado para ellos, y así, demostrarle a Pierre Anthon que la vida si vale la pena. “De pronto todos supieron que el montón de significado era una obra de arte y que solo ignorantes no iniciados podían sostener lo contrario, incluso el crítico de arte de la prensa de la costa oeste se retractó y dijo que, después de mirar ese montón con más detenimiento, vio que era, con todo, casi genial y quizá un exponente de una interpretación nueva y original del SENTIDO DE LA VIDA”

«Mucho peor fue, sin embargo, que eso sembrara en mí una sombra de duda acerca de si Pierre Anthon había dado con algo importante: que el significado es relativo, y por tanto vacío de significado» finalmente, dijo Pierre Anthon, «pero no lo tiene porque de otra manera no lo habrías vendido» refiriéndose al cumulo de significado que habian logrado amontonar en la serrería en desuso, y que finalmente, fue vendida como obra de arte.